Mi profe de
Tecelá no me cree, pero las clases de punto que inicié en septiembre de 2012 me cambiaron la vida.
Las manualidades se me han dado siempre mal, nunca encontraba el momento, y si lo encontraba por casualidad, me faltaban los materiales para hacer cualquier cosa. Aún así, siempre me rondaba en la cabeza la posibilidad de dedicar mi tiempo libre a hacerla.
Aprender a crear cosas bonitas, a modo de terapia, me funcionó, y ahora me he lanzado a probar todo tipo de manualidades: crochet, punto, costura, reciclaje... Todos en casa lo disfrutamos, y mis hijos están aprendiendo desde pequeños el valor de las cosas hechas a mano, del valor del tiempo que hay dedicar a hacerlas, y de la importancia de buscarle utilidades a las cosas que de otro modo irían a la basura.
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Me encanta la frase que acompaña esta imagen publicada en crafsty |
Mi madre siempre me animó a tener un
hobby de este tipo, pero primero por los estudios, el trabajo después, y posteriomente, los hijos, nunca encontré un momento adecuado para dedicarle a una actividad tan "anticuada" y poco moderna... y ya me veis ahora... Feliz, rodeada de un caos total de lanas, ganchillos, telas, lazos, puntillas, piculinas.....
Y esta felicidad que siento resulta que tiene nombre:
"Lanaterapia" o "Tejido terapia", y que ya está siendo estudiado por profesionales por sus efectos positivos en los que la practican.
Pinterest, Instagram, Facebook... todos las Redes Sociales se llenan de la obra de artistas anónimas que recuperan actividades que parecían olvidadas en las manos de nuestras abuelas.... pero ahí están, y me encanta.
Las ferias dedicadas a las "crafters" o personas que se dedican a estas actividades se han convertido en la última moda, e incluso hay un día mundial dedicado a tejer en público o
World Wide Knitting in Public Day, que se celebra la 1ª semana del mes de junio, con el objetivo de mostrar a la gente que tejer no es cosa de venerables ancianitas.
Para la web británica
omtimes y la española
Atenciónatupsique, los beneficios de la
Lanaterapia, que en gran parte son extensibles a otras manualidades, son:
- Ayuda a que nos relajemos, favoreciendo nuestros "niveles de tensión y estrés, y por lo tanto, haciéndonos sentir más felices". Esto repercute positivamente no sólo en nosotros, sino también en nuestros entorno que se beneficia del buen humor que nos invade.
- Permite que desconectemos, y podamos dejar la mente libre de pensamientos negativos. Las personas que hacen punto o crochet sufren menos dolores y síntomas de depresión:
esto se debe a que nuestro cerebro está ocupado en una actividad que
requiere toda nuestra atención, por lo que nos ayuda a olvidarnos del resto
de problemas. A lo que podemos sumar que se ha comprobado que el movimiento rítmico que hacemos al tejer produce efectos relajantes.
- Aporta claridad a los pensamientos y sentimientos.
- Ayuda a la concentración y relajación.
- Nos vuelve más creativos: activando nuestra mente y nuestra memoria.
- Aumentar tu círculo de contactos: Esta actividad te permite conocer a gente de diversa procedencia e intereses. Personas que sin duda van a beneficiarte, porque te acercan a multitud de puntos de vista y experiencias enriquecedoras; opiniones y comentarios que van más allá de las relacionadas con la actividad propiamente dicha.
- Da satisfacción, por lo que ayuda a mejora la autoestima y a superar problemas de motricidad. No hay nada más satisfactorio que entregar un regalo que hemos hecho nosotros mismos.
Estas actividades nos benefician de muchas maneras. Por ello, en UK se han creado grupos para tejer dentro de los propios hospitales, que permiten a los pacientes realizar actividades creativas.
Aquí en España, ya existen varios grupos dedicados a impartir estas sesiones. El más conocido quizás sea el de www.lanaterapia.com, comandado por Begonya Esteve, que desde su taller en Caldes de Montbui, imparte clases de punto a todo aquel que acude a ella, y que busca "una
actividad que contribuye a bajar la ansiedad, desconectar, es una excusa
para relacionarse con otras personas y ayuda a ordenar las ideas".
Personalmente, tejer me ha proporcionado un placer que no había conocido antes. La posibilidad de sentirme orgullosa de algo creado por mi, sin necesidad de tener la aprobación de nadie o de que eso genere dinero (como ocurre con los proyectos laborales), y la seguridad de estar dando un ejemplo muy valioso a mis hijos, que viendo a su madre tejer o realizar cualquier tipo de manualidad, aprenden lo que cuesta conseguir las cosas, y el tiempo que hay que dedicar a conseguirlas.
Sin duda, este es el efecto secundario más importante de esta actividad.
Saludos
Mayte