Y entonces empezó el dilema. ¿Cómo las decoro?, ¿de dónde saco la inspiración? Estuve dándole vueltas al diseño, y finalmente me decidí por hacerles unas orugas que recorriesen la sudadera, desde la espalda, hasta el pecho. De esta forma, además, podía reciclar todos esos retales pequeños que voy guardando por casa, y hago sitio para más...
A la de la nena le añadí una cinta (no sé exactamente su nombre) para adornar los bolsillo, y darle un toque más femenino.
Salvo por ese detalle, y por el color de las sudaderas, los colores y disposición de las orugas son exactamente iguales.
Las piezas de las orugas no son 100% regulares, porque me gusta el detalle irregular que evidencia que están hechas en casa. Lo podéis observar en las fotos inferiores.
Cada una de las piezas está unida a la sudadera con fliselina y rematada a punto festón, para segurar que no se despeguen. El festón lo iba a poner sí o sí, pero al planchar las aplicaciones me dí cuenta de que no se adherían bien a la sudadera, por lo que además de un elemento decorativo, ha sido una necesidad coserlas así.
Una vez añadidas todas las partes de la oruga, incluí un ojo de ganchillo y bordé la boca (se ve que mis dotes de bordadora son escasas... Je!!). Espero recibir clases magistrales de bordado cuando venga mi madre... y así mejorar las sudaderas.
¿Qué os parecen? A mi me da la impresión de que están bastante sosas, ¿Añadiríais algo más?
Saludos,
Mayte